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La particular situación geoestratégica de Málaga ha propiciado desde el comienzo de los tiempos la llegada a su dársena de naves de todas las banderas, atraídas por la bonanza del clima, la generosidad de la agricultura, la riqueza del comercio y la hospitalidad de sus gentes. |
Muelle Uno, zona comercial y de ocio en el puerto de Málaga. El Muelle Uno de la ciudad de Málaga es una nueva área comercial que disfruta de una perspectiva ideal para la ciudad; con la catedral, el parador, el ayuntamiento y la alcazaba. El Puerto de Málaga se amplía todavía más al mar sobre una superficie de 56.000 metros cuadrados en este nuevo centro, viene a sumarse a la lista de espacios del mismo tipo y de nueva creación como el aeropuerto, la estación AVE y el metro. El puerto uno de los principales acicates en el desarrollo de Málaga, el barrio de La Malagueta y Heredia, se situan al lado del espacio portuario. Con dos paseos: uno más costero, la Alameda, inaugurada en 1785 y convertida en el espacio malagueño burgués por excelencia durante todo el siglo XIX y otro sobre el litoral del Parque, donde se situan los edificios de la Aduana, el Ayuntamiento, Correos y Telégrafos. La Calle del Marqués de Larios (1891), que enlazaba la Plaza de la Constitución con el Paseo de la Alameda y la Plaza de la Marina. La estación ferroviaria de la línea Córdoba-Málaga fue construida al oeste del espacio urbano, pasado el cauce del río. Málaga contaba con otra línea férrea, la de los Ferrocarriles Andaluces, que entraba en la ciudad también por el oeste siguiendo la costa para, tras atravesar el Guadalmedina, acceder al muelle de Heredia. La estación estuvo situada entre éste y el Muelle del Marqués de Guadiaro, prácticamente en el centro del puerto, a la altura de la Plaza de la Marina. En el extremo de La Malagueta se encontraba la estación de los ferrocarriles suburbanos que se dirigían hacia el litoral oriental. |
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La dinastía Flavia comienza el Puerto de Málaga alrededor del año 80 de nuestra era y la proximidad a las plazas norteafricanas estimuló el desarrollo de la ciudad y del pequeño fondeadero existente durante el período medieval a través del comercio. Durante el siglo XVII, los muelles malagueños experimentaron nuevas ampliaciones con importantes proyectos como los de Jorge Próspero Verboom, Juan Martín Zermeño, Julián Sánchez Bort y Joaquín de Villanova, entre otros. En aquellos años la importancia económica del tráfico portuario era ya indiscutible. Así desde aquí salían hacia lejanos países los productos del interior y de la producción agrícola local. Al mismo tiempo, buques europeos atracaban en estos muelles con productos destinados al consumo de la región y al abastecimiento interno, tales como maderas, quincallería, cerámica, trigo, manteca, bacalao, etc. |
Todo ello producía un destacado comercio que resultaba especialmente intenso en la denominada “Vendeja”, entre los meses de septiembre y octubre, en los cuales se procedía ademas al embarque de los frutos de la tierra, sobretodo la pasa y el vino en sus diferentes calidades y precios. El paso de los años acentuó aun más el destacado papel de esta marina, con un indiscutible aumento de su tráfico naval a la llegada de la Edad Moderna. Sin embargo, la precariedad de aquellas instalaciones obligó a éste Ayuntamiento a solicitar insistentemente a la Corona la construcción de un puerto, el cual atendiese de forma adecuada a un comercio que se hacía cada vez más intenso. Al fin y tras numerosos trámites, Felipe II aprobaba el proyecto del ingeniero italiano F. Bursoto. La primera piedra del dique de levante se echó al mar a los pies de Gibralfaro en los primeros dias del mes de enero de 1588. También, la cercanía al Estrecho convirtió a ésta bahía, desde antiguo, en refugio de cuantas naves navegaban por sus aguas cuando arreciaba la tormenta, aparecían los piratas berberiscos o las armadas británicas. La perdida de Gibraltar en el verano de 1704 obligó a Felipe V a reforzar las infraestructuras militares de toda la costa. Sin embargo, bien es cierto que la mayor parte del movimiento registrado desde entonces en ésta aduana se veía completado con fletes catalanes, cuyos barcos en los muelles malacitanos resultaron habituales a lo largo de su historia. Factor de singular interés en estas relaciones mercantiles fue la decisión de Carlos III de abrir el puerto de Málaga al tráfico con América en 1778. |
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Cuatro fotografias del Puerto de Málaga entre los siglos XIX y XX. |
La negativa influencia de la Guerra de la Independencia en 1808, no permitió antes sino a su termino, el ingeniero de la Armada Joaquin María Pery construía la singular Farola, que no Faro, de 38 m. sobre el nivel del mar, en la cabeza del muelle de levante. Dando su luz por primera vez en 1817. La Farola con el tiempo se convertirá en un museo marítimo. El porqué se llama Farola y no Faro no tiene otro sentido que el popular que a si lo ha decidido con el paso de los años. |
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La composición arquitectonica de la capilla del puerto se encuadra dentro de las lineas clásicas del Barroco del siglo XVIII. Ha sido desmontada y montada piedra a piedra. En 1725 se inaugura la capilla cuyo traslado se ha efectuado, bajo la advocación de la Purísima Concepción y fue dedicada para decir misa a la gente del mar. Primitivamente se construyó un altar en Puerta del Mar donde se colocó una imagen de la Virgen y que se llamó Nuestra Señora del Mar. La capilla es pequeña, de planta cuadrada, 8.00 X 8.00 metros, de 2 plantas. Nivel inferior Capilla y planta superior vivienda del capellán (Fuente Revista Jábega). |
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A comienzos del siglo XIX se vieron en todo el sur peninsular décadas de incertidumbre, con la aparición de epidemias de fiebre amarilla. El comercio en tales circunstancias se vio seriamente afectado, aunque más tarde experimentaría un notable crecimiento, que duró varios años, gracias a las favorables condiciones a las que antes nos referíamos. La llegada de la filoxera en el último tercio de la centuria, unida al proceso de descapitalización sufrido por la industria malagueña, supuso igualmente un duro golpe al tráfico portuario y a la economía de su producto. A pesar de ello la precariedad de las instalaciones portuarias era tan notoria que obligó a un ambicioso proyecto de ampliación firmado en 1876 por R. Yagüe y posteriormente reformado por otros ingenieros. La ampliación de importantes superficies ganadas al mar permitió tras su cesión al Ayuntamiento de Málaga para usos ciudadanos, el nacimiento de un parque que hoy constituye una de sus más destacadas señas de identidad. |
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La mano de Cánovas del Castillo, estuvo detrás de tan importantes actuaciones. El siglo XX experimentó un incremento en el movimiento de los buques, coincidiendo con la neutralidad española durante los conflictos mundiales. Tras un notable retroceso de las transacciones mercantiles durante el periodo autártico al término de la guerra civil, el, puerto de Málaga inició un crecimiento constante apoyado en la bonanza económica y el desarrollo de los años sesenta, disminuido en las ultimas décadas ante la perdida de las importaciones petrolíferas. |
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El siglo XXI se ha iniciado con importantes inversiones. El plan especial ya en marcha permite al puerto de Málaga incorporarse al trafico de contenedores, sin duda alguna el futuro más inmediato, además de ceder de nuevo a los ciudadanos amplias superficies para su uso. El incremento de la llegada de cruceros, contribuye de manera eficaz al aumento de los recursos. |
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